viernes, noviembre 28, 2008

PROEMIOS


ELEGÍA A UN CADÁVER


No hay nada más que decir
Ha llegado la noche
Mientras huías
Gaviota de espuma
Serpiente y montaña
La ciudad parece la sombra
Que arrastra mis pasos
El cementerio árido en donde
Descansa mi cuerpo sobre
La tumba de otro

Eres linda pero hieres
Tierra dormida
Raíz y semilla
Mi corazón tiene años
Agonías tristes de sueños
Y esperanzas falsas
Mi corazón a veces canta
Pero a veces muere
Pendiente de mar
Desvarío y palabra

Y es posible que el silencio
Sea la única manera de
Decirlo todo
De entender que la lluvia jamás
Borrará el dolor que mancha
Mis días

Grito de sol
Soledad y urgencia
Tu cuerpo desaparece entre
El follaje del tiempo
Me ata al peor instante
A la última noche en tus ojos
Y camino sin fe por el zaguán
De casas de algún pasado
Por tu boca que ya no tengo
Por tu voz
Que cayó entre la niebla
Y desata ríos inmundos

Paloma de mar
Arena y desgracia
Llega al vacío mi presión
Mi pulso
Tu desamor florido

Entonces me tiendo ante
El fin
Y me desnudo



ELEGÍA SOBRE PAPELES


Todo lo que miro
Es real apenas
Desde tus manos
Tú caminas
Mueves tus piernas
Al inicio de cada día
Te desnudas
Y aquietas el movimiento
De la tarde que pasa
Si no eres mar
Eres el cuerpo que se
Hace agua
La tormenta que baña
El maíz y los pájaros
Das de beber al sediento
Al esclavo le sueltas
Las amarras
Y es tan triste verte
En un abrazo
Cuando se disipa la niebla
Es tan triste saber
Que habrá mañanas
En que la muerte será
Como sacarte de la memoria…
Y la luz que dibuja
El último recodo de playa
La arena que estalla
Sobre tanta piedra
Todo es sólo una mínima parte
De lo que tú significas
Pan en soledad
Hora vacía
Que hiere la piel
Contorno y pasillo
Abre tus manos
Y descubre destinos
El mío es verte
Tocarte de memoria
Como a esta página
Caminar sin ti
Nombrarte hasta
Quedar sin nada
Aceptar mi locura
El silencio de tu voz
Que niega el tedio y
Se hace magnolia
Abre las manos
Y deja a un lado el balcón
El temor de percibir
Tu rostro acaecido
No hay nadie
Después de ti
Tú eres comienzo
Y lejanía
El ancla que detiene
Mis pasos
Eternidad y diluvio
Ausencia que mata
Presencia en donde
Las palabras son sangre
Sangre que agita
Mi corazón
Preludio de guerra
Serenidad de saber fingir
Que aún fluyes con
El pudor de siempre:
Y el viento que ruge
Devorando incendios
La escalinata que me lleva
A tu vientre perpetuo
El clamor de las horas
Cuando el reloj se quiebra
Todo es tan poco
Para lograr alcanzar
La mínima calma
Para nombrarte siquiera
Entre la grieta insondable
De tú no presencia
Y el azul insípido de
Ese cielo en el cual te pierdes
Eres más que la indiferencia
Más que la orilla en donde
Las olas ahogan su curso
Más que el volcán que arrasa
Y pervierte los bosques
Insensible a veces
Pero agua que riega la tierra
Eres más de lo que puedo decir
Por eso callo
Arrojo la última piedra
Y con ella mi corazón va
Mi vida echa un ovillo en los cerros
Se levanta bañada en polvo
Manantial sin memoria
Para nombrarte no hacen
Falta palabras
Sólo callar
Y echar las riendas
Al presente que omito
Quedarse en plena lluvia
Aceptar el destino
Desde que me ubico en
Tus ojos
Y apagas la luz

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