domingo, setiembre 28, 2008

PROEMIOS


POEMA DEL OLVIDO

Nada ha caído sobre el papel
Se parte el invierno en cada calle
La lluvia aún moja tu rostro
En alguna plaza que nos mantiene
Juntos

Montañas de luz
Calles viejas con olor a fango
Te detienes en el caos del mediodía
Y los pájaros arremeten en contra
Del tiempo

Es como si las palabras huyeran
Para encontrarte en el camino
Y descubrieran solamente
Algún cementerio en donde
Entregamos la vida

Quizá la poesía se quedó contigo
En la edad que nos unió
O en la soledad que reconocimos
Mientras mirábamos la noche

Era una ciudad triste a pesar
De las flores y tu presencia
Y mi corazón atado al puño tibio
De tu voz ahogada en mi boca

Todo se resume en una palabra
Quizá en ella todavía encontremos
Un poco de verdad a cuestas
El vuelo de las aves formando cometas

El ruido del agua chocando sobre
Un montón de piedras
Mi incapacidad para abrir los ojos
Y reconocerte entre tanta sombra

Entonces era tan fácil hacer un poema
Sacar palabras como mago después de
Cada día
Repetir tu nombre hasta caer de sueño
Imaginarte lejos y
Verte cerca

Ser malo delicado o sólo
Andar desenmascarando horas
Hasta llegar a esta noche
Y entender que el tacto dejó tu piel
Hasta volverte insensible…
Pues ya no sientes mis manos



CUERPO A CUESTAS

Asfixia la soledad mi corazón de ciego
Mis manos la atraen y enseguida
Siento como la sangre se emociona
Y enardece la visión de tanta ola

Crecen tristes los árboles en algún lugar
Pero aquí ha dejado de llover
Aun cuando sea el invierno
Quien se desnuda en la noche

Todo retorna a su origen de agua
En silencio los muertos del pasado
Avanzan proyectando innumerables
Sombras que caen como pájaros sangrientos

Renazco en las entrañas de tu silencio
Atado el cuerpo a la pared
Me desvisto de sueños y abismos
Y voy tras la cortina
Con los pasos maltrechos y las horas

Sé que mi vida no ha tenido espejo
Y cruzo las manos para morir sin prisa
Afuera un montón de rastros
Recrean mi rostro adolorido después
De esperar y no hallar nada

Afuera el tiempo gira en círculos
Haciendo de la soledad un sinfín de ecos
Renace entonces la palabra y el punto
El adiós pausado diluyéndose
En tus ojos de tierra

Todo se reduce a un mísero movimiento
La sed de tomar tu cuerpo por los bordes
Esa sensación inútil de presagiar presencias
Las imágenes que aparecen y son nada
La vida que se marcha y también es nada


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