sábado, setiembre 20, 2008

PROEMIOS


El mar y su canto de espuma
Ese rugido insólito de las olas
Absorbiendo piedras y horas
Las aves que aletean ausencia
Y merodean sobre la calidez
De tu cuerpo anegado de sueños
Todo se va volviendo pasado
La ciudad que desfallece al final
De tu boca
El horrendo patio vacío
Tendido bajo la bruma
Como fantasma triste
La corbata doblada a medias
Aguardando sobre algún libro
En donde también posaste tus ojos





ya he debido omitir tu nombre
dejar de repetirte en bares
y salones tristes
sin embargo
yo no olvido
que envuelto en tus labios
aprendí a hablar
a deambular por la oscuridad
de los días
cuando tu piel se volvía
ausencia
y me descubría en alguna mañana
tan solo
como cualquier hombre
sin nombre en su desesperanza
sin voz
en donde poderme ahogar





Remota en la memoria, tu piel
Transita ofuscada detrás de mis días;
Se abalanza sobre las calles que nunca
Andamos y recoge los gemidos de
Tanta noche perdida en la lluvia.

Muros de bruma se levantaban a mi
Alrededor, entonces.
Yo era un tipo convexo en la mañana
Y sólo tuyo a partir del mediodía.
No quiero que se entienda la soledad
Que trato de hurgar y ahuyentar.

Ahora, si realmente estás circulando
Libre de pasados inútiles, te exijo
Una sola quimera,
Un solo grito de lealtad y odio,
Un último intento para soltar mi voz
Y despegar desde tus oídos.

No hace falta cubrir de luz nuestra
Presencia, basta con abrir la noche
Y sentir que entras con tus pies
Y tus manos.
Tú, efervescente en tu túnica de sueño,
Pensando u olvidando para no entender.




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