
I
Qué será de ti mi amor
Cuando no te ladren
Ni los perros flacos
De tu calle
Y tengas hambre
Quién le dará de beber
A tu corazón
Este amor
Que sólo yo te doy
Sin pedir nada
Quién te cocinará en
Silencio
Para que duermas bien
Y sueñes con ángeles
Y otros hombres
Qué será de ti mi amor
Cuando pases los treinta
Y no tengas ni un mugroso
Recuerdo
Para enternecer tus
Días
Quién te cubrirá de flores
Y golpes de pasión
Entre cervezas heladas
Y cigarrillos humeantes
Quién querrá ser tú
Y sacarte la ropa
Y verte cada mañana
Con tus ojeras
Y tu rostro de niña
Mala
Qué será de ti mi amor
Si después de mí
No hay nadie
Aunque me muelas
A taconazos
Y no quieras perdonar
Esta última infidelidad
Antes de irme
Qué será de ti mi amor
Si ahora que me voy
Tú andas cos cinco kilos
Demás
Y las cremas ya no te
Funcionan como antes
II
la noche hinchada de horas
sacude sus brazos
y me llena de golpes
arrastrándome por gritos
y espinas
en donde estoy
todo pierde sentido
la muerte
la vida con su plof plof
edípico
la virginidad atrayente de
las novias desposeídas
de pasión
no quiero abrir otra vez
los ojos
y resucitar mis años
los fantasmas que cruzan
cada madrugada
garabateando insomnios
males brutales
que adormecen lentamente
las ansias de andar desnudo
la loca idea de embriagarme
hacia la nada
ese callejón que se cierra
apenas doy un paso
en donde estoy el mundo
se desmorona
y en silencio las olas
corroen
mastican cada segundo
sangrientas
enormes con sus senos
abiertos
y su sexo sombrío
y su hálito a podredumbre
III
eras triste matando las horas
cual palabra mal dicha
y amontonada en basurales
o cantinas de mala muerte
eras la calle por donde anduve
sin abrir los ojos
Barbie decadente entre tus cinco
kilos demás
y tus senos que horadaban
insomnios
contigo la eternidad incendiaba
el crepúsculo
y dormida eras
como el más increíble
recuerdo
al borde de algún abismo
te entregabas como ninfómana
en pena
limpia tranquila
a pesar de tu cruz
y el destierro de tanta hora
podrida al final del sueño
luego te dejabas en libertad
y morías cada tarde
desnuda y sola
enmarañada entre inviernos
acaecidos en tu vientre tibio
quién iba a pensar
que te irías deshojando flores
maldiciendo el silencio
que lo corroe todo
ahora tu rastro se pierde
ya no hay nada más allá
de tus pasos
sólo el remedo de un hombre
se tambalea
perdido en ausencias
repitiendo tu rostro a pesar
de esta lluvia que mata
las flores
y no deja oír tu voz